martes, 17 de septiembre de 2013

Despertar

Nos aferramos a cualquier idea, a cualquier recuerdo, por miedo a enfrentarnos a lo que pueda venir en un futuro. Nos da miedo porque a penas confiamos en nosotros mismos, porque tenemos una idea de nosotros muy equivocada. Pensamos que no valemos la pena, que pocas personas se fijarán en nosotros, pero no nos damos cuenta de que esa inseguridad es la que repele a las personas. A fin de cuentas todos buscamos seguridad cuando entablamos una relación con alguien, y si esa persona flaquea nos provoca rechazo. 

Quizás todos nuestros miedos se esfumarían si pensáramos un poco en cómo somos, si aprendiéramos a valorarnos. Pero, ¡ay!, cuánto cuesta quererse a uno mismo. Sin embargo, ese es el primer paso para poder permitir que alguien te quiera... 

"Algún día seremos viejos, y el tiempo se nos acabará..."; debería bastar con esa frase para zanjar el asunto, para levantar la persiana y dar un aire nuevo al ambiente, y abrir las ventanas que oscurecen nuestra mente, tirar por la borda ese saco de escombros que son los pensamientos negativos y mirar hacia afuera, hacia el mundo. Debería bastar con esa idea para perder de una vez el miedo y perder de vista los relojes que marcan el ritmo de nuestros pensamientos...

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