sábado, 15 de junio de 2013

Cuando queremos algo

Siempre que esperamos que ciertas cosas lleguen acabamos recibiéndolas con miedo... Quizás debamos afrontarlo de otra manera, pero es la reacción más animal, involuntaria e irracional que nos sale de dentro. Situaciones que tememos volver a repetir, errores que no queremos rememorar, quizás miedo a perderse en recuerdos bonitos que acaben desvaneciéndose... No sé, igual no deberíamos darle tantas vueltas a las cosas, dejarnos guiar por lo que sentimos, pero... ¿Y si mi ser, que aún sigue herido, se lanza demasiado pronto sobre lo que parece ser la cura? No sé por qué tiendo tanto a autosabotearme, pero sé que aún no estoy preparado para ciertas cosas... Quizás mi preocupación viene en si esa persona sabrá esperarme, porque creo que ella merece la pena de verdad... Como siempre me dice un gran amigo, si esa persona es la adecuada sabrá esperar... Ojalá tenga razón.

Quizás solo me hace falta una prueba de que esa persona va a estar ahí de verdad, que no va a huir a la primera de cambio, que no se va a encerrar en su egoísmo, que va a saber anteponer el nosotros al yo... Pero es que eso, por desgracia, hoy en día parece que es mucho pedir. Algo me dice que puede salir bien, pero que hay que ir con delicadeza, no precipitar las cosas, poner un poco el freno de vez en cuando... Pero a la vez, algo me dice que darle tantas vueltas a un tema no es bueno, que acabamos desfigurando la realidad... Quién sabe, supongo que la vida se basa en ensayo-error, habrá cosas que salgan bien a la primera y cosas que, si es la persona correcta la que tenemos al lado y nos apoya, saldrán cuando tengan que salir, pero saldrán.

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