Parece que el mundo se vuelve frío ahora que te has ido... Sin cariño, sin besos, sin abrazos... Me encantaría contar las horas que quedan para volver a vernos, pero sé que serán demasiadas, aunque ojalá que no tantas como imagino. Sé que esto puede parecer algo pasteloso, pero desde que has llegado a mi vida la has iluminado, la has inundado de alegría, de dulzura, y no sabes lo agradecido que te estoy. No empecé del todo con buen pié porque aún tenía demasiadas cosas recientes que no me dejaban avanzar, pero gracias a ti han ido desapareciendo, hasta que ya no queda rastro. Aún somos demasiado jóvenes y nos queda mucho camino por delante, lo sé, aunque no pare de repetirte tu edad para que te hagas la enfadada y vaya a buscarte con achuchones. Sólo quería que supieras que me haces feliz, que sin ti el día está más vacío, porque tu lo vas completando, cada vez más y más, y espero que siga siendo así. También querría que supieras una última cosa, y es que voy a estar ahí siempre que me necesites, que estaré ahí para sujetarte cuando caigas... No sabes lo especial que eres para mí.
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