domingo, 19 de mayo de 2013

A fin de cuentas, es lo que hay

La vida en porcentaje podría resumirse en un 10% lo que haces y un 90% cómo te tomas las cosas, como diría Irving Berlin. Una frase que resume aún mejor lo que considero que debe ser una actitud frente a la vida es que ser feliz no es tener una vida perfecta, sino asumir que la vida vale la pena vivirla a pesar de todas las dificultades. Sé que a veces parece que, por lo que escribo, estoy todo el día triste pero nada mucho más lejos, de hecho cualquiera que me conoce en persona sabe que soy una persona animada y alegre. Tengo que reconocer que uso este blog para desahogar la carga que supone ir día a día con una sonrisa porque, reconozcámoslo, no es el camino fácil. Ir día tras día con una sonrisa en la cara, con el buen ánimo subido, animado a todas partes y, en definitiva, alegre, no es nada sencillo, y menos cuando tienes problemas encima, o simplemente penas que te abruman. Pero precisamente porque no es el camino sencillo vale aún más la pena. Mi mente me pide que esté mal, que este decaído, que eche de menos cosas, que no se me vea la sonrisa, pero mi cuerpo y mi yo interior me piden que esté animado, que eche de menos pero con una sonrisa en la cara, que recuerde con nostalgia pero no de la que te hace llorar, sino de la que te hace sacar una sonrisa por los buenos momentos y una mueca burlona que diga "qué tonto fuiste" por los malos.

Que todos podemos tener un mal día, una mala semana, un mal mes o una mala época es algo que todos aceptamos por descontado. Que nuestra actitud frente a ese problema sea de una forma u otra es lo que nos hace ser lo que somos. Podemos hundirnos en la pena y en la autocompasión, quejarnos sin parar, rondar un tema en nuestra cabeza día y noche hasta que nos volvamos locos, o podemos sonreír, quedar con nuestros amigos, divertirnos, alegrarnos por las cosas buenas que aún nos quedan que, aunque a veces cueste pensarlo, son más de las que creemos, y seguir adelante. 

A fin de cuentas nosotros decidimos cómo vivir nuestra vida, como decía el cuento del hombre sabio. Nada nos domina, no hay una fuerza superior que haya escrito en algún libro adimensional (ya que, que se sepa, no se ha encontrado ningún libro así, ¿no?) que diga qué nos va a pasar, cuando y cómo. Somos nosotros los que, con nuestras decisiones, forjamos nuestro día a día, nuestro día de mañana y somos nosotros los que, en base a nuestro pasado y a lo que hemos vivido, debemos tomar nota para el futuro y seguir adelante. Porque el pasado es pasado, nunca volverá, pero podemos sacarle partido y aprender muchísimas cosas. Vivid la vida a vuestra manera, siendo libres, pero respetando la libertad de los demás también. Hay una frase que siempre me gusta decir y es que mi libertad termina donde empieza la de los demás. Apoyaos en esa gente que os rodea y os quiere, y quereros a vosotros mismos, aprende a aceptarte tal y como eres, con tus fallos y tus virtudes, aprende de los fallos para corregirlos y potencia tus virtudes para sentirte bien contigo mismo, porque, si lográis eso, todo lo demás vendrá solo. 

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